Siringa era una ninfa de la Arcadia que desdeñaba a cuantos faunos, stiros y silenos la pretendían, y que se dedicaba a cazar con un arco de cuerno.
El dios Pan la encontró un día en que Siringa bajaba del monte Liceo, la vio y al punto se enamoro de ella lanzándose en su persecución.
Siringa en su huida llego al arroyo Ladon y allí suplico a sus hermanas las ninfas que la socorrieran.
Estas, conmovidas, la convirtieron en cañas y cuando Pan llegó al lugar no pudo mas que abrazar a un puñado de canutillos huecos en los que Siringa se había convertido, y cuyo rumor le agrado tanto que desde ese momento decidió adaptar sus armonías musicales a ellos, y construir con ellos un nuevo instrumento, una flauta que llevo el nombre de la ninfa: Siringa.
Se contaba que cerca de Efeso se encontraba situada la gruta en la que Pan haba dejado la primera Siringa o flauta de nueve tubos, así es que la muchacha que afirmaba ser virgen era encerrada en aquella gruta, y si era verdad que lo era, la siringa dejaba oír sus melodías, tras lo cual la puerta se abría sola y la joven aparecía coronada de ramas de pino.
Caso contrario se oían gritos fúnebres y cuando se abría la puerta la joven haba desaparecido.
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