martes, 4 de octubre de 2011

NEMESIS. LA JUSTICIA Y LA VENGANZA.

En la mitología griega, Nemesis es la diosa de la justicia retributiva, la venganza y la fortuna. Castigaba a los que no obedecían a aquellas personas que tenían derecho de mandarlas y, sobre todo, a los hijos desobedientes a sus padres. Recibía los votos y juramentos secretos de su amor y vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o infidelidad de su amante.Mientras que Hesíodo la cree hija de la oscuridad y la noche (Érebo y Nix), Pausanias afirma que lo era de Océano, mientras que el dramaturgo Eurípides afirmaba que su padre era el mismo Zeus.



En los Cantos ciprios se habla de la unión de Némesis y Zeus, para dar nacimiento a Helena, lo cual expresa la idea de la cólera celeste. Némesis fue perseguida por el dios del cielo, y para librarse de él tomó formas de monstruos marinos y de diversos animales terrestres. Finalmente se transformó en una oca. Zeus transmutado en cisne logró alcanzarla y fruto de esta unión, la diosa puso un huevo que fue recogido por unos pastores y entregado por ellos a Leda, que lo cuidó. Ésta es una de las versiones del origen de Helena de Troya.


Es una deidad primordial, por lo que no está sometida a los dictámenes de los dioses olímpicos. Castiga sobre todo la desmesura. Sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los hombres que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal. Un claro ejemplo lo encontramos en Creso, que al ser demasiado dichoso fue arrastrado por Némesis a una expedición contra Ciro que provocó su ruina.

También se considera que era la diosa griega que medía la felicidad y la desdicha de los mortales, a quienes solía ocasionar crueles pérdidas cuando habían sido favorecidos en demasía por la Fortuna. 

Con este carácter nos la presentan los primeros escritores griegos, y más tarde fue considerada como las Furias, es decir, como la diosa que castigaba los crímenes. El poder irresistible de Némesis está expresado por su asociación con Adrastea, divinidad asiática que se confundió con ella, hasta ser este nombre uno de sus epítetos. Némesis es uno de los atributos del dios supremo, y era, en unión de Adrastea, el instrumento de la cólera divina.


Esta desmesura o Hubriz es por ejemplo el exceso de felicidad en los humanos, el orgullo, la soberbia, y por supuesto el desafío a los dioses.

La existencia de esta venganza divina encuentra su explicación en la cosmovisión que tenían los griegos, para quienes el equilibrio (svfrosunh) era lo más importante. Cuando éste se rompía, se ponía en peligro el orden de las cosas, por lo que era necesario el castigo para mantener al mundo tal y como es.

De esta manera, en el caso de Creso -hombre demasiado feliz y demasiado rico- es llevado por Némesis a una peligrosa expedición donde debe vencer a Ciro. Esta acción termina por ser la ruina de Creso.

Lo mismo sucedió con los persas, quienes incurrieron en la desmesura de dar por cierta su victoria sobre Atenas. Nunca lograron conquistarla, por lo que con un bloque traído por los mismos persas -con intención de hacer un trofeo de su victoria- el famoso escultor Fidias hizo una estatua de Némesis, que sirvió de motivación para los atenienses en Maratón, donde obtuvieron una contundente victoria.

Némesis intervino en muchas historias, con la intención de mantener el preciado equilibrio (svfrosunh) de los griegos. Pero además, es conocida por sus amoríos involuntarios con Zeus.
Cuenta la leyenda, que Némesis era objeto de desvelos amorosos de Zeus, y ella no lo deseaba, por lo que para tratar de huir del abrazo del gran dios, ella cambió de forma mil veces, hasta que al final se conviertió en una oca. En ese momento, Zeus se convierte en cisne y la hace suya.

Por esta unión, Némesis puso un huevo. Unos pastores lo recogieron y se lo entregaron a Leda. De este huevo nacieron los Dioscuros -Castor y Polux- y la bella Helena, quien luego sería la causa de la terrible Guerra de Troya.

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