jueves, 14 de octubre de 2010

ZEUS, EL MONARCA INMORTAL

Bueno, en el mito de la creación, pudimos observar que fue Cronos quien se quedo con el poder después de derrotar a su padre el dios Urano, y a partir de entonces, reina con mano firme de la Edad de Oro, por lo cual tanto sus hermanos los Titanes, como sus hermanas las Totánidas, le obedecen sin oponer resistencia.


Cronos se casa con Rea y la pareja se sienta en el trono del Cielo. Engendran varios hijos que, de forma sistemática, va devorando uno a uno el cruel dios. Pero no crean que era así como así, solo porque el poderoso rey tenía el complejo de Hanibal Lecter, sino que hacía tiempo un oráculo le vaticino que uno de sus hijos le arrebataría el reino y el poder, entonces pues, decidió deshacerse de todos ellos mientras la pobre Rea, solo podía ver como cada uno de sus hijos era devorado por su propio padre, hasta que… idea una estratagema con objeto de impedir que Cronos elimine al mas pequeño de sus hijos, recién nacido, de nombre Zeus, y en lugar del niño, aprovechando que Cronos era viejo y ciego, le entrega una piedra envuelta en pañales y cobijas.


Cronos la traga con saña, pensando que se trata de su hijo Zeus. Pero el pequeño permanece a salvo en las montañas de la isla de Creta (A donde Rea se había trasladado sin que nadie lo notara para dar a luz en secreto) atendido por las ninfas y amamantado por una cabra. Allí se criara y permanecerá escondido hasta que llegue la edad adulta.


Entonces se enfrentara a Cronos, su padre, lo vencerá y le obligara a beber una pócima que le provocara nauseas y vomitará a los hijos que se había tragado.


Zeus será entonces proclamado dios supremo, establecerá su trono y su morada en las cumbres del Olimpo para estar más cerca del Cielo, su reino, y le obedecerán los demás dioses: Poseidón, que regirá el Mar, y Hades, que reinara en el mundo subterráneo del Tértaro; así como las deidades femeninas, Hera, Démeter, y Hestia.


El más poderoso de los dioses habita en el Olimpo, pues acaba de vencer a su padre, es ahora Zeus, hijo de Cronos y Rea. Los titanes y los Hecantonquiros le ayudaron y reciben como recompensa la ambrosía, el alimento de los dioses, una especie de elixir de la juventud que los volverá inmortales. No estarán sometidos a la decrepitud, ni envejecerán, ya que el paso del tiempo no les afecta como a los humanos y al resto de las criaturas.


Mas, cuando ya Zeus se disponía a vivir feliz en su trono, dicen las crónicas que descuido la guardia, esto es que vez de dormir con un ojo abierto, como era su costumbre, cerro sus parpados vencido por Hipnos, el dulce sueño… Y, de repente, apareció en el horizonte el furioso Tifón (que siempre estaba acechando, a la espera de que Zeus se distrajera, a la espera de Zeus se distrajera) para intentar por todos los medios sentarse en el trono del Olimpo.


De nuevo Zeus, el más poderoso de los dioses, tiene que pedir ayuda a sus mas antiguos aliados, de manera que sin pérdida de tiempo, convocó a los Titanes y a los Hecatonquiros, quienes acudieron sin tardanza a su llamada y se pusieron de su parte.


Más el arrasador Tifón conocía todas las mala artes, ya que había sido engendrado en el Tántaro, esto es, en un lugar poblado de infernales criaturas y situado en el mundo subterráneo.


Tifón era un monstruo colosal, dotado de enormes alas y cuyos pies estaban hundidos en las profundidades sin fondo de la Tierra, mientras que su cabeza sobresalía por encima del Cielo. Si estiraba los brazos y los abría en cruz, con una mano tocaba las lejanas regiones de oriente m mientras que con la otra llegaba hasta los confines de occidente. Los innumerables dedos de sus manos eran cabezas de serpientes, y cada dedo de sus horrendos pies se asemejaban a un áspid venenoso o a una víbora ponzoñosa.


Zeus lanza su temible rato contra Tifón pero el monstruo los esquiva y logra inmovilizar con sus corpulentos brazos al poderoso dios, al tiempo que le corta los tendones de sus extremidades. El dios Rey de Olimpo ya no puede usar su rayo y parece que ha sido vencido. Pero el héroe Cadmo, un virtuoso de la música, comienza a tocar su flauta, y Tifón que escucha embelesado, se adormece con el encantador sonido de las suaves notas. Entonces, los dioses Pan y Hermes recuperan los tendones de Zeus, que Tifón había escondido en una oscura gruta horadada en las profundas simas marinas. En cuanto Zeus se acopla sus tendones ya puede manejar el rayo y, al instante, lo lanza contra el monstruo Tifón que, sorprendido por el inesperado ataque del dios del Olimpo, queda despedazado.


La rebelión de los Gigantes


Vencido Tifón, pareciera que Zeus ya era para siempre el soberano de todos los dioses, el indiscutible Rey del Olimpo. Mas, los Gigantes, mitad mortales, mitad inmortales, quieren convertirse en dioses y alcanzar la inmortalidad, por lo que se sublevan contra Zeus. Pero el astuto dios, en vez de enfrentarse y luchar contra ellos, los invita a la mansión del Olimpo. Allí los agasaja con un banquete y una comida suculenta, y ordena a las Moiras, deidades femeninas que tienen en sus manos el destino de todas las criaturas, que sirvan la bebida en el festín. Las solícitas y obedientes diosas, siguiendo el plan previamente trazado por Zeus, no llenas sus cráteras con el dulce néctar de la vida, ni con la ambrosía de la inmortalidad, sino que la escancian en las copas de los Gigantes un líquido perecedero destinado a los mortales, una pócima que produce debilidad física y deterioro de los sentidos. De este modo, los Gigantes quedan sin fuerzas para luchar y son derrotados y fulminados por el rayo del dios Rey del Olimpo.


Zeus no tendrá ya ningún rival que pueda igualarle no arrebatarle el trono del Olimpo


Desde entonces, los hombres y mujeres de la antigüedad, que tienen su morada para siempre en la tierra, se sienten protegidos por el dios Rey del Olimpo, erigen templos en su honor y cuidan de no ofenderlo ni molestarlo. Es tanta la consideración que les merece el dios del Olimpo que, en su lenguaje coloquial, cuando hablan en sus trabajos y de las labores del campo se dicen unos a otros: “Zeus llueve”… “Zeus truena”… “Zeus”, dejó escrito el gran poeta Homero, “envía la abundante lluvia y también el granizo, y cubre los campos de blancos copos de nieve”…

No hay comentarios: